Física Mates

Tensores y reflexiones

(Este blog, el cual comencé por instinto y sin una intención clara, creo que va a terminar rompiendo a una especie de diario personal.)
Como dije en la anterior entrada, el plan para el estudio de la TRG es tirar con el Carroll e ir mirándome las matemáticas que vaya necesitando por el camino. Los tensores no han tardado en aparecer y así de lamentable es mi nivel de mates que ni los conocía. Revisando por curiosidad algunos apuntes de mis inolvidables años universitarios, he podido encontrar algún bicho con pinta de tensor, aunque los tratábamos como simples matrices y ni mucho menos entrábamos en análisis tensorial. Qué pocas matemáticas se aprenden en las ingenierías.

Al principio da respeto tanto subíndice y superíndice en griego, pero se pilla rápido. Las reglas de contracción y operación son muy claras y en un par de tardes uno ya puede dominar las operaciones básicas y hasta entretenerse mentalmente con el asunto: «hum, si tengo un tensor contravariante de rango 2 y quiero bajar el segundo índice para transformarlo en un tensor mixto, pues me apoyo en la métrica de Minkowski, entonces,  \(T^{\mu}{}_{\nu} \;=\; T^{\mu\sigma}\,\eta_{\sigma\nu}\), y luego tal y cual», y esas eran mis preocupaciones ayer mientras me hacía un café y sonaba la voz de Goyix o Héctor Socas de fondo.
A nivel conceptual, sí que necesito afinar cosas, porque claro, a un tensor es fácil subirle o bajarle índices, pero ese nuevo objeto, ¿qué demonios es? ¿Cuál es la diferencia entre
\(g_{\nu\sigma}\) y \(g^{\nu\sigma}\) en el mundo real? En el caso de vectores contraviantes y covariantes (también llamados 1-forma, vaya nombrecito) más o menos voy pillando la diferencia, pero con los tensores todavía me cuesta, por lo que toca seguir reflexionando mientras enciendo la cafetera y suenan algunas voces de fondo…

Física Mates

Desoxidación matemática III: a tomar por C\(\nabla\)L\(\square\)

La razón de que comenzara a repasar matemáticas hace cosa de un mes es sencilla de explicar: una de mis aficiones es la Física. He devorado libros, canales de YouTube enteros, podcasts y he acribillado a preguntas a IAs de toda índole sobre mecánica cuántica, agujeros negros y cualquier cosa que huela a función de onda. Ahora bien, el conocimiento adquirido es puramente divulgativo (manejo, si acaso, 4 fórmulas básicas de cada disciplina), con las limitaciones que ello conlleva.

Los ejemplos de naves cruzando horizontes de sucesos, paradojas EPR y dobles rendijas están muy bien como gancho, pero si uno quiere avanzar debe bajar al barro. Y la Física, querido amigo, no se anda con hostias: el material de enseñanza o es excesivamente divulgativo o viene servido en papers infumables. Apenas hay termino medio. Un ejemplo del extremo chungo (que encima va de accesible) es Coffee Break, excepcional podcast de divulgación científica ciencia dura en el que 4 o 5 físicos teóricos charlan distendidamente sobre cuerdas asumiendo que el oyente promedio es doctor en Teoría Cuántica de Campos. Cuando consigo no perder el hilo durante un rato descorcho una botella de champán.

El caso es que, como ya estaba un poco cansado de unos y otros y además tenía tiempo y ganas, solicité asesoría a la IA de turno para que me recomendase algún libro de Relatividad General (la TRG me pareció un buen punto de partida). Le dije, mira, me pasa esto y quiero dar el salto. ¡Fantástico, humano! Te voy a recomendar unos apuntes de Relatividad General, se llaman Lecture Notes on General Relativity y su autor es Sean M. Carroll. Genial, pues voy a estudiármelos, pensé.

Analicé el índice y vi que hasta el capítulo 6 o 7 no se hablaba de agujeros negros. ¿En serio me voy a tener que esperar tanto hasta llegar a la chicha? NI DE COÑA, yo voy directo a los black holes. Bien, abrir, el Carroll por el capítulo 7 y leerse la Ilíada en griego debe ser más o menos lo mismo. La hostia fue antológica. ¡No entendía nada! Superíndices y subíndices en griego, notación infernal, símbolos que no sabía ni que existían (nablas $\nabla $, d’Alembertianos $\square $ y demás simbología masónica). Entonces volví a contárselo a la IA y me dice: claro, cabrón, no puedes hacer eso, primero tienes que dominar la geometría diferencial y tensores, y para ello debes previamente repasar cálculo, análisis vectorial y esas cosas. Así que me hizo un plan de estudio de 3 meses para ponerme al día y poder afrontar el Carroll con garantías.

Al principio fue bien, repasar cálculo mola, pero luego llegamos a la parte de vectores y ZzZzZz… coñazo. Pasar las noches haciendo ejercicios de grad, div, rot es aburrido (y ojo, no digo que me resulte aburrido, digo que es objetivamente aburrido). Es que algunos manuales de mates no explican ni para qué sirve cada cosa, te plantan ahí ejercicios sin contexto alguno en plan Demuestre \(\nabla r^n = n r^{\,n-2}\mathbf{r}\), y hala, calcula y calla, cabrón. Y siempre me toca tirar de la IA para contextualizar todo:

  • El gradiente, es un vector formado por las derivadas parciales, te dice la dirección en la que más crece la función (¡Vaya, si explicado así, tiene sentido!),
  • El divergente es un escalar que representa el balance neto en ese punto (las gallinas que entran por las que salen) y va ligado con el Teorema de Gauss (integrando divergencia en todo el volumen obtienes su contabilidad total de ese flujo) (¡Anda, también tiene sentido!)
  • El rotacional es algo así como el giro en ese punto (el ejemplo del corcho flotando y girando pero sin desplazarse es clave para entenderlo) (¡Carajo, pero si tamb…!).

Qué fácil es todo cuando a uno se lo explican con ejemplos.

No conozco a ningún matemático, pero da la sensación de que algunos viven desconectados de la realidad, están ahí centrados en sus demostraciones y hay que sonsacarles la utilidad real de todo ese tinglado. Creo que fue Hardy el que dijo que le jodía que sus descubrimientos tuvieran aplicaciones en la vida real. En fin, esa frase ya lo dice todo 😑.

Así que he abandonado el plan de desoxidación matemática. Lo que voy a hacer es tirar con el Carroll y me iré mirando las mates que vaya necesitando, en plan desatasco y a seguir. Pero siempre con el ojo puesto en la TRG, que es lo que me interesa. Que necesito saber cómo contraer tensores o qué es un covector, pues me lo miro, lo trato de entender conceptualmente, y enseguida intento aplicarlo a algún caso real. Nada de liarse con demostraciones raras ni morralla innecesaria. 

Con todo esto, le doy a las matemáticas el valor que realmente merecen: son el kit de herramientas multiuso más importante que tenemos en nuestra vida.

Reflexiones

Breves apuntes sobre mi vida académica

A pesar de que logré terminar una carrera técnica con mucho esfuerzo, nunca fui un gran estudiante. Durante mis años de instituto, fui bastante irregular: suspendía poco, iba salvando los muebles y la mayoría de mis notas se situaban entre el 5 y el 7. De vez en cuando, algún examen se desviaba alegremente hacia un 8 o un 9. Para ello, se tenían que dar, en este orden de importancia, tres factores clave: desviación estandar \(\sigma\)  (aka: suerte, potra o moña), que el profesor me que cayese bien y que me interesase algo la asignatura.

Recuerdo en especial a un profesor de Física en bachiller, era tan inútil que me hizo perder cualquier interés por la asignatura durante esos años. La Física es como el fútbol: te puede gustar, pero que sea interesante no depende de uno mismo sino de terceras personas. El de Filosofía, en cambio, era excelente y eso me hizo sacar buenas notas.

Como mi nota en selectividad fue normalucha (6 y algo, creo), elegí una carrera un poco por elegir, sin darle muchas vueltas ni tomarme realmente en serio mi futuro:

\(
\text{Carrera random pero jodida} + \text{estudiante mediocre} = \text{nada puede salir bien}
\)

Durante mis años como estudiante universitario, también hubo un poco de todo. No empecé mal el primer año, lo cual era lo peor que me podía pasar, ya que me llevó a matricularme un segundo año, y, cuando se comenzó a torcer el asunto, la puta carrera ya me tenía atrapado entre sus garras. Me sentía prisionero, como en tierra de nadie: demasiadas asignaturas aprobadas como para abandonar pero con mucho camino todavía por recorrer.

Reconozco que hubo algún curso en el que me toqué los huevos, pero en otros estudiaba como un cabrón, clavaba ejercicios los días previos (¡me lo sabía bien!), pero, por mucho que hubiese estudiado, me acababan traicionando los nervios, entraba en pánico y a veces ni entregaba el examen. Así estuve un par de años. Me acuerdo de dos asignaturas en especial: Hidráulica y Circuitos Eléctricos. Las llevaba dominadísimas y sin embargo eran mi némesis. La forma de aprobar Circuitos fue tan surrealista que merece la pena ser contada.

Coordenadas aproximadas: 05/06/2011 \(\pm 1 \, \text{año}\) , facultad random de alguna universidad random de España:

Publican la nota de Circuitos. Veo un 4.5 a la derecha de mi nombre y asumo que me toca ir a llorar al despacho del dinosaurio de turno. Bueno, no está todo perdido.

Revisión: no rasco el 5 pero el t-rex me manda un trabajo de motores eléctricos para poder aprobar. Salgo contento.

Pasa una semana, vuelvo para entregárselo (80 páginas infumables de copy-paste reglamentario), lo abre y me pregunta algo al azar. Cri-cri. ¿Se ha leído usted su propio trabajo? Le digo que sí, y dice que ni de coña me aprueba, que me va a llamar algún día de esa semana para someterme a un examen oral sobre motores y que ya veríamos si me aprobaba. Dinosaurio cabrón.

Me voy de allí triste, asumiendo que jamás voy a aprobar esa asignatura.

Pasan los días y vivo acojonado esperando la fatídica llamada. Voy a todas partes con el trabajo bajo el brazo y chuletitas de motores trifásicos por todos los bolsillos. Siguen pasando los días pero el móvil no suena. Entro en el campus virtual cada media hora para revisar mi nota: sigue siendo un 4.5. Empiezo a desesperarme.

Una mañana se obra el milagro y aparece un 5* en el expediente (el asterisco significa que el acta no está cerrada, todavía pueden pasar cosas). Empiezo a creer que los bichos del Jurásico también tienen alma. Tras unos días, se cierra definitivamente el expediente y apruebo Circuitos sin recibir la llamada. Ahí empezó a cambiar todo.

Como esa tengo mil anécdotas: aprendí a hackear calculadoras para poder meter PDFs enteros ahí dentro; le ofrecí pasta a uno durante un examen para que me rulase un ejercicio; en otra ocasión, unas ligeras discrepancias sobre una entrega acabaron a gritos con un compañero en medio de clase mientras un tercero rompía a llorar… Quizás algún día haga una entrada con los episodios más inverosímiles.

Como se puede deducir, jamás conseguí adaptarme al mundo académico. Nunca entendí esos exámenes hechos para ir a pillar. Los profesores tienen una clara posición de ventaja sobre los alumnos y aprovecharse de eso para diseñar exámenes llenos de trampas me parece una actitud de mierda. Por otra parte, sería injusto meter a todos en el mismo saco, también hay muchos profesores formidables.

En cualquier caso, el mundo académico y yo nunca tuvimos feeling, me parece un ecosistema un poco cerrado y alejado de la vida real (ombliguista podría ser el término), aunque fue útil para curtirme. Reconozco que alguna vez se me ha pasado por la cabeza matricularme en Física para resarcirme, pero pienso en el pasado y desaparecen rápido las ganas.

Reflexiones

Combatiendo el perfeccionismo

Mis propósitos para el curso lectivo (infame término) que comienza son los siguientes en orden de prioridad:

  • Conseguir un nivel de matemáticas que me permita comprender a fondo la teoría de la relatividad general y algo de cuántica básica (dificultad: alta)
  • Algunos objetivos deportivos que no vienen al caso (Hyrox y atletismo) (dificultad: variable).
  • Leer un libro cada dos semanas (dificultad: muy alta, demasiadas distracciones de mierda en la época que me ha tocado vivir).
  • Ser menos perfeccionista (dificultad: alta extrema).
  • Buscar trabajo estable [dificultad: estratosférica (nivel: prefiero no hablar de ello)].

Tengo intención de hacer una entrada con cada objetivo de esa lista, ya que todo eso ahí junto puede parecer un poco WTF, pero en esta entrada voy a centrarme en el penúltimo ítem: reducir el perfeccionismo.

Comenzaré diciendo que, bajo mi punto de vista, ser perfeccionista es un defecto. El perfeccionismo te hace lento a cambio de poco. La revisión es necesaria para corregir o mejorar cosas, no digo que no, pero enredarse con dos frases casi idénticas y que aportan lo mismo es ineficiente.

Este arrebato me ha venido al ver el retrato que hizo el pintor Antonio López de la familia real española. Tardó 20 años en hacerlo. Tiempo excesivo, según los expertos, y que además se vuelve en contra de la propia obra, ya que es una variable que se tiene en cuenta a la hora de valorarla (yo al menos sí le doy algo de peso). Un perfeccionista debería ocultar que lo es si no quiere que su trabajo se mire con mayor recelo. Por ejemplo, los cuentos de Borges son la hostia, pero algunos tienen 4 páginas y tardaba meses en acabarlos. No digo que valgan menos por eso, pero tampoco suma. Si al genio que clava obras maestras a la primera se le valora más por ello, lo lógico es que ese parámetro también pondere a la inversa.

Volviendo a Antonio López, pongamos que le hubiesen dado un plazo de 5 años para pintar el cuadro, ¿sería una obra de peor calidad artística? ¿Le habría faltado tiempo para terminarla? ¿El rostro de alguna infanta se habría quedado sin pintar? Lo dudo. Me falta información para afirmar que la mejor versión de esa obra está escondida bajo la pintura de trazos innecesarios realizados durante 15 años, pero tengo la tentación de sospecharlo.

La clave para tardar poco y a la vez hacer bien las cosas es no equivocarse mucho a la primera. Esto parece obvio, pero supongamos que la primera versión de un trabajo, el que sea, tiene un 80% de precisión respecto a la versión ultra revisada de ese mismo trabajo (la mejor versión posible que su autor podría hacer). ¿Merece la pena cortar ahí y darle a enviar o publicar? Obviamente no, hacer revisiones para comprobar la ausencia de errores graves y retocar algunas partes es necesario. Esas primeras revisiones pueden subir la precisión inicial hasta, pongamos, un 90% (los porcentajes me los estoy inventando por la cara, pero se entiende el punto).

Ahora bien, llega un momento que uno le ha dado tantas vueltas a su obra que ya va a ciegas y no sabe si, con cada modificación, está mejorando o empeorando la cosa. Ahí es donde en mi opinión hay que cortar. Click, enviar y listo.

Mientras escribo estas líneas, estoy viendo por ahí arriba palabras subrayadas en rojo por el corrector. Voy a repasar rápido el texto y prometo no cambiar ni una coma de algo que no sea una errata. Este será mi acto de iniciación en esta nueva corriente vital llamada imperfeccionismo.

(Reconozco que he editado el texto después de publicarlo. Entre otras cosas, para aumentar la dificultad del penúltimo ítem de la lista de objetivos…)

Mates

Desoxidación matemática II: jacobiano

Enfrascado en mi puesta a punto, era el turno de repasar la integración múltiple. Seguimos con materia muy elemental, pero uno ya se va topando con cuestiones no tan triviales, al menos para alguien que lleva sin tocar una función desde que Falcao jugaba en el Atleti. Uno de los conceptos que han sido objeto de mi reflexión y que apenas ocupan un par de líneas en los manuales de cálculo diferencial es el determinante jacobiano, el cual debe su nombre al matemático prusiano Carl Gustav Jakob Jacobi.

Voy a presuponer que el lector promedio de este blog no es un cualquiera y está familiarizado con el cálculo diferencial (\(0 \; \text{lectores} \;\;\Longrightarrow\;\; \text{Conocimiento Promedio}=  0\)), así que obviaré algunas explicaciones sobre lo que es una integral. Por otra parte, como todavía no domino el lenguaje formal matemático, voy a tratar de explicar esto del jacobiano con mis palabras con los mínimos atropellos posibles. Allá voy.

Cuando uno dedica sus ratos libres a pelearse con cachivaches diferenciales, a menudo aparecen integrales múltiples un poco cabronas que no se dejan resolver por los medios habituales (hola \( \iint_{\RR^2} \cos(x^2+y^2)\,\dd x \dd y\)) y requieren un cambio de variables.

Hasta donde alcanza mi conocimiento, uno de los cambios de variables más comunes (al menos el que más aparece en los manuales) es el de coordenadas cartesianas a coordenadas polares. En libros poco reflexivos como el Coquillat es habitual que aparezca sintetizado tal que así:

Dada una integral que requiere un cambio a polares:

\(
I = \iint_{x^2+y^2 \le R^2} \cos(x^2+y^2)\,\dd x \dd y
\)

Aplicamos el siguiente método de cambio de variables:

\(
x = r\cos\theta, \quad y = r\sin\theta,
\quad \dd x\dd y = r\,\dd r\dd\theta
\)

Y obtenemos una integral que se puede resolver cómodamente:

\(
I = \int_{0}^{2\pi} \int_{0}^{R} \cos(r^2)\, r \,\dd r \dd\theta
\)

En época de exámenes, uno suele ir con prisa y no necesita saber mucho más. Aplica el cambio, resuelve, aprueba y que le jodan a Jacobi. Ahora bien, yo no tengo ningún examen a la vista, tampoco me espera nadie, y me generaba un poco de vacío existencial no saber de dónde salía esa \(r\) misteriosa en \( r \,\dd r \dd\theta\), así que agarré un manual un poco menos parco en palabras, el cual decía lo siguiente:

La aplicación del cambio de variables en la integración doble requiere realizar los siguientes pasos:
1. En primer lugar, la función del integrando debe expresarse en términos de las variables
\(u\) y \(v\), lo que se consigue haciendo las sustituciones literales

\(
x = g_1(u,v), \quad y = g_2(u,v).
\)

Además, dicha función se debe multiplicar por el valor absoluto del jacobiano de la transformación:

\(
J(u,v) =
\begin{vmatrix}
\dfrac{\partial x}{\partial u} & \dfrac{\partial x}{\partial v} \\[6pt]
\dfrac{\partial y}{\partial u} & \dfrac{\partial y}{\partial v}
\end{vmatrix}.
\)

\(
\dd x\,\dd y = |J|\,\dd r\,\dd \theta
\)

2. En segundo lugar, es necesario identificar la región transformada y expresarla como una unión de regiones elementales con intersección vacía (salvo acaso en sus fronteras).

En las aplicaciones, una vez fijada la función \(g\), la región del plano \(g(D^*)\) es conocida, debiéndose identificar la región \(D^*\) en términos de \(u\) y \(v\).

Ahí ya me hablaban un poco más del jacobiano, Lo que me están diciendo básicamente es que si hago el cambio de variable, tengo que meter el valor absoluto del determinante de las derivadas parciales en la nueva función y, si la integral es definida, las fronteras de la región elemental también debo pasarlas a las nuevas variables. Veamos si eso es cierto y resolviendo el determinante de las derivadas parciales aparece la \(r\):

\(
x = r\cos\theta, \qquad y = r\sin\theta
\)

\(
J(r,\theta)
= \frac{\partial(x,y)}{\partial(r,\theta)}
=
\begin{vmatrix}
\dfrac{\partial x}{\partial r} & \dfrac{\partial x}{\partial \theta} \\[6pt]
\dfrac{\partial y}{\partial r} & \dfrac{\partial y}{\partial \theta}
\end{vmatrix}
=
\begin{vmatrix}
\cos\theta & -r\sin\theta \\[6pt]
\sin\theta & \;\; r\cos\theta
\end{vmatrix}
= r(\cos^2\theta+\sin^2\theta)= r
\)

Yepaaa, ¡ahí tenemos nuestra erre!

\(
\bigl|J(r,\theta)\bigr|=r,
\qquad
\dd x\,\dd y = r\,\dd r\,\dd \theta.
\)

Aun así, mi curiosidad no estaba del todo saciada y quería llegar al fondo del asunto. ¿Por qué es necesario el jacobiano en el cambio de variables? ¿Qué esconde conceptualmente, filosóficamente (e incluso ontológicamente) ese operador? ¿Qué pasa si es 0? ¿Qué pasa si no lo pongo?

Cuando no entiendo algo acudo a alguna IA, como la primera respuesta me suele dejar con más dudas, le digo que me lo explique con ejemplos, con metáforas y con analogías. Al final, creo que más o menos lo acabé pillando. El jacobiano no es otra cosa que el transmutador entre dos sistemas de coordenadas. Algo así como el compromiso entre ellos. Te da información sobre cómo se deforma geométricamente cada ‘píxel’ entre un sistema de coordenadas y otro. Y si es nulo significa que el nuevo sistema de coordenadas está machacado por el viejo.  Y ya está, eso es todo. No hay más, ni tampoco menos.

Aunque no hayamos empezado de la mejor manera, me conviene llevarme bien con el tal Jacobi. Los que entienden de esto afirman que fue un gran matemático, así que intuyo que esta ha sido la primera vez pero no la última que tropiezo con su nombre.

Mates

Desoxidación matemática I: derivación implícita

¿Qué hace un tipo más cerca de los 40 que de los 30 sin trabajo estable desempolvando apuntes de matemáticas en una tórrida tarde de agosto? ¿Con qué propósito? Bueno, eso da para otra entrada (prometo hacerla pronto). El caso es que aquí me hallo, entre tomos de la serie Schaum y mi profesor particular GPT5, afilando la navaja suiza.

Después de hacer unas cuantas derivadas implícitas por amor al arte (sé que son matemáticas básicas pero la navaja estaba demasiado oxidada). Voy a ordenar algunos conceptos en voz alta. No voy a dejar nada sin atar. NADA. Cualquier duda, por muy tonta que sea, se reflexiona y se resuelve. Luego verifico que todo lo tengo atado escribiéndolo en este blog con mis palabras, intentando no destrozar demasiado los formalismos matemáticos (no prometo nada).

¿Qué es una función implícita?

Una función donde las variables están mezcladas (como todo el mundo sabe, por convención estas variables suelen ser \(x\) e \(y\)).

Un ejemplo de función implícita es:

\[ x + y = 1 \]

Perfecto, pues despejo la variable \(y\) para obtener la función explícita:

\[ y = 1 – x \quad \Rightarrow \quad f(x) = 1 – x \]

No tan rápido, forastero. Ese ejemplo es muy sencillo, pero en las funciones implícitas no siempre se puede despejar la variable dependiente (de hecho, casi nunca).

Un ejemplo más cabrón sería:

\[ x^2 + y^2 + \sin(xy) = 1 \]

Ahí despejar \(y\) ya no se puede. ¿Entonces cómo demonios se deriva eso?

Derivada implícita paso a paso

Las \(x\) se derivan como siempre, y donde pone \(y\) lo tratamos como si pusiera “cosas con \(x\)”,

\[ y = (\text{cosas con } x) \]

De forma que queda así,

\[ x^2 + \big(\text{cosas con } x\big)^2 + \sin\!\Big(x \cdot \big(\text{cosas con } x\big)\Big) – 1 = 0 \]

Ahora es muy sencillo: empiezo a derivar respecto a \(x\).

¿Vale, pero cuál es la derivada de \((\text{cosas con } x)\)?

\[ y’ = (\text{cosas con } x)’ \]

Es decir,

\[ \text{derivada de (cosas con x)} = \big(\text{cosas con } x\big)’ \]

Qué cabrón. Venga, dale:

  • Primer término, \(x²\):

\[ \frac{d}{dx}(x^2) = 2x \]

  • Segundo término, \( (\text{cosas con } x)^2 \):

\(f(x) = u^n \quad \Rightarrow \quad f'(x) = n \cdot u^{n-1} \cdot u’\)

Por tanto:

\( f'(x) = 2(\text{cosas con } x) \cdot (\text{cosas con } x)’ \)

  • Tercer término, \( \sin\!\big(x \cdot (\text{cosas con } x)\big) \):

\(g(x) = \sin(u) \quad \Rightarrow \quad g'(x) = \cos(u) \cdot u’\)

Y como tenemos un producto como argumento del seno, aplicamos su derivada:

\( u(x) = v(x) \cdot w(x) \quad \Rightarrow \quad u'(x) = v'(x)w(x) + v(x)w'(x) \)

En nuestro caso:

\( \frac{d}{dx}\Big(x \cdot (\text{cosas con } x)\Big) = 1 \cdot (\text{cosas con } x) + x \cdot (\text{cosas con } x)’ \)

Por último, ensamblo todo lo calculado:

\( 2x \;+\; 2(\text{cosas con } x)(\text{cosas con } x)’ \;+\; \cos\!\big(x \cdot (\text{cosas con } x)\big)\,\Big( (\text{cosas con } x) + x(\text{cosas con } x)’ \Big) \;=\; 0 \)

Resultado final

\(
\text{Y sustituyo } (\text{cosas con } x) \;\mapsto\; y
\quad\text{ y }\quad
(\text{cosas con } x)’ \;\mapsto\; y’
\):

\[ 2x \;+\; 2y\,y’ \;+\; \cos(xy)\,\big(y + x y’\big) \;=\; 0 \]

Despejamos \(y’\) para que quede más bonito:
\[
y’ = \frac{-(2x + y\cos(xy))}{2y + x\cos(xy)}
\]

Y ya tenemos la derivada implícita.

Reflexiones

Los saludos y el punto de no retorno

Esta mañana me he cruzado con una antigua compañera de colegio. Hacía varios años que no nos veíamos, unos 15, pero fuimos buenos amigos en la adolescencia. Nos hemos detectado desde lejos, caminábamos en sentidos opuestos y sobre la misma acera, por lo que el cruce era inevitable. A pocos metros, ha sacado el móvil y se ha refugiado en la pantalla de desbloqueo para evitar el saludo (o quizás ha checkeado rápido el WhatsApp, quién sabe). Yo tampoco la he saludado, es cierto, pero sí la he mirado durante los metros fatales a ver si había correspondencia. No la ha habido y cada uno ha seguido su destino.

No la culpo por lo sucedido, de hecho, me parece muy humano. Además, era lunes por la mañana. Pero volviendo a casa le he dado vueltas a la siguiente cuestión:

La última vez que nos vimos fue hace unos 15 años, ¿qué habría pasado si vamos acercando progresivamente la fecha de reencuentro casual desde entonces? ¿En qué punto el no-saludo pasa a sí-saludo? Si, por ejemplo, nos hubiésemos cruzado el año pasado en las mismas circunstancias, ¿habría habido saludo? Lo dudo, habrían pasado 14 años desde la última vez que nos vimos, lo cual sigue siendo mucho tiempo.

¿Y un encuentro fortuito hace 5 años? Eso reduciría la cifra desde la última vez a 10 años. Sigue siendo un tiempo gigante a escala humana, por lo que dudo que hubiésemos interactuado (pantallazo al canto por su parte). Vale, ¿pero entonces en qué punto sí hay saludo? Está claro que no podemos retroceder indefinidamente sin que haya un par de besos en algún momento, porque hace 13 años estoy seguro de que sí habría habido un cariñoso saludo (2 años sin vernos se toleran bien). Esto nos obliga a ir acotando la fecha cada vez más desde los dos extremos hasta que inevitablemente damos con un punto de no retorno. Un día a partir del cual dos personas que se saludan ya no lo hacen jamás. ¿Qué coño pasa ese día? ¿Por qué ya no hay saludo y el día anterior sí lo había? ¿Qué ha cambiado realmente en el inconsciente?

Retorciendo la situación, podríamos incluso tomar el día de no retorno como objeto de estudio y suponer que, dentro de dicho día, hay un instante concreto, una coordenada temporal, donde todo cambia, de forma que, si trasladamos la situación tan solo un segundo (o un cronón) antes o después de dicho instante, pasa de haber saludo a no haberlo. En ese momento, algo hace click en alguna parte, eso está claro, aunque no sepamos el qué.

Reflexiones

Puesta en escena

Todavía no tengo decidido el propósito de este blog, así que voy a ir escribiendo y ya irá tomando forma. Es un proyecto que nace de forma un poco instintiva, sin un sendero marcado, pero siento que necesito pelearme con mis ideas, ordenarlas, y esta es la manera. Parto de inicio con dos normas claras, a partir de ahí, todo vale:

La primera norma consiste en ser tremendamente honesto conmigo. Nada de imposturas, nada de florituras y nada de contenido generado por IA (y si lo hay será bajo aviso). Todo lo que aquí sea publicado estará escrito por alguien real (lo cual no es poco en los tiempos que corren) que piensa de esa manera en ese momento. Cada frase y cada idea, aunque más o menos acertadas, serán fruto de mi pensamiento verdadero. El día que eso deje de cumplirse, cerraré el blog y lo volaré en mil pedazos.

Segunda norma, no voy a utilizar este espacio para difamar o manifestar opiniones faltosas contra nadie. Mis ideas podrán ser arriesgadas, disparatadas o absurdas pero jamás contendrán ataques y faltas de respeto (humor cabrón no cuenta). Si algún día me viese obligado de publicar un mensaje que traspasase alguna línea roja, dicho mensaje estará firmado con mi nombre y apellidos. He dicho.

¿Por qué un blog público y no un diario privado? 

Por varias razones:

En primer lugar, escribir en público me obliga a pensar más. Un tablón digital como este es susceptible de ser leído por otras personas, y eso es suficiente para darle un par de vueltas a cada frase antes de publicarla. Escribir en público propicia la reflexión, la cual es una excelente actividad cognitiva.

A pesar de que la mayoría de mis intereses no tienen nada especial, sí tengo unos pocos no tan frecuentes (al menos entre la gente que conozco). Ya hablaré de esos intereses, pero es un poco tortura no tener amigos con los que hablar de algunas obsesiones. ¡Quién sabe si este blog me ayuda a contactar con gente con idénticas taras mentales!

En resumen:

Reflexionar en público me obliga a salir un poco de mi zona de confort mental y es un filtro poderoso contra el autoengaño y la falta de honestidad. Además, me puede ayudar a contactar con gente que quizás le interese lo que digo (más que hacerlo en una libreta de papel, eso seguro).

¿Por qué escribir de forma anónima? 

Por prudencia inicial. No me gusta escribir bajo pseudónimo, pero es un entorno nuevo y requiere un proceso de adaptación. Tampoco pretendo ocultar mi identidad celosamente. A medida que publique entradas, es posible que sea sencillo dar con mi identidad por algún Sherlock que hubiese en la sala. No me preocupa, no tengo nada que ocultar, así que todo se andará.

Let’s go.

Reflexiones Sin categoría

Aquí no se borra nada

Por razones obvias, iba decidido a borrar las dos primeras entradas del blog, pero las voy terminar dejando. Al fin y al cabo, me han sido muy útiles para ajustar los estilos.

Aquí no se borra nada.

Sin categoría

One and recreate any website as a modern React app in seconds

En esta entrada vamos a probar el formato de fórmulas usando **MathJax**.

Aquí un ejemplo en línea:
La famosa ecuación de Einstein $E = mc^2$ nos dice que la energía y la masa son equivalentes.

Y aquí una fórmula en bloque más elaborada:

\[
\int_{-\infty}^{\infty} e^{-x^2} \, dx = \sqrt{\pi}
\]

Podemos incluso mostrar algo más largo y con fracciones:

\[
\frac{d}{dx} \left( \sin^2 x \right) = 2 \sin x \cdot \cos x
\]

Ahora un párrafo completamente ajeno al tema:
El ornitorrinco, ese curioso mamífero semiacuático, combina un pico de pato, cola de castor y patas de nutria, y es uno de los pocos mamíferos que pone huevos. Aunque parezca salido de un laboratorio de broma, en realidad es un prodigio evolutivo que vive en ríos y lagos de Australia.

Texto de cierre para comprobar la tipografía y espaciado final.

Scroll al inicio